La mayoría de las personas dudamos sobre qué comer cada día, si nos estamos alimentando correctamente, si no nos faltará algún nutriente, … ¿Es este tu caso?
Muchos acudimos a internet para obtener información para solucionar la incertidumbre, los que pueden permitírselo recurren a un especialista, pero… ¿Existen realmente profesionales que nos orienten exitosamente sobre la dieta que mejor se adapte a nosotros?
Un profesional de la nutrición debería tener en cuenta lo siguiente a la hora de elaborar una dieta:
- Las alergias que la persona padezca.
- Debe elaborar un estudio de la persona para saber su constitución genética a través de uno o varios tests.
- Debe tener presente el metabolismo del paciente, e incluir aquellos alimentos que eviten que la persona caiga en carencias nutricionales y excluir aquellos alimentos que le produzcan un desgaste metabólico a largo plazo.
- Debe incluir y/o excluir determinados alimentos durante un corto espacio de tiempo que ayuden a acelerar el proceso terapéutico para luego continuar con una dieta a medida.
- Debe elaborar unas recetas elaboradas de acuerdo a la combinación nutricional adecuada para asegurarse que la persona asimile el máximo posible lo que ingiere.
- Tendrá en cuenta la preparación de los alimentos para evitar la alteración de los aceites y otras cuestiones del cocinado.
- Tendrá en cuenta la correspondencia omega 3 y omega 6 en la dieta.
- Debe especificar las cantidades correctas para evitar carencias sin exceder las calorías que esa persona precisa consumir diariamente.
- Debe tener una cadencia de comidas acorde con el metabolismo de la persona para no sobrecargar al sistema digestivo.
- Debe ser revisado para que la persona disfrute verdaderamente de la comida y le resulte apetecible con el objetivo de mantener la dieta en el tiempo.
- Debe ajustarse a la economía de la persona de forma que pueda llevar una dieta equilibrada sin excederse de su presupuesto, con alimentos asequibles y que sean fáciles de conseguir.
- Debe motivar a la persona a comprar comida real y no procesada, recetas sencillas para que pueda elaborarlas en casa sin recurrir a alimentos preparados de fábrica.
- Estará al tanto de los nuevos estudios que desmienten antiguos mitos sobre la alimentación (como la demonización injustificada a las grasas saturadas o la idolatría también injustificada hacia los cereales como base de la pirámide, etc.)
- Tendrá en cuenta la prioridad de la persona por llevar una dieta vegetariana u omnívora, asegurándose siempre de que pueda desempeñarla de forma segura evitando cualquier carencia.
¿Qué suelen recomendar los nutricionistas?
Uno de los grandes errores de las recomendaciones actuales por parte de los profesionales de la nutrición es asumir que todos los individuos deben comer una dieta variada (con todos los alimentos de forma equilibrada cada uno), independientemente de sus genes, sensibilidad a la insulina o nivel de actividad física. Evolutivamente no tiene ningún sentido. La realidad es que cada cual se beneficia más de los nutrientes de una serie concreta de alimentos, no de todos.
En una dieta típica, supuestamente “saludable”, el desayuno debe basarse en un lácteo, un cereal y un zumo o fruta. Ejemplos pueden ser leche desnatada con tostadas, galletas o cereales de desayuno, y un zumo de naranja o mermelada de fruta. Esta recomendación, sea cual sea la persona a la que se destina, está totalmente equivocada.
Para empezar este desayuno no sacia, la persona quedará con hambre a media mañana y querrá volver a comer. Es muy baja a nivel nutricional, contiene muchos azúcares que harán disparar la insulina en sangre y mermará la funcionalidad del hígado poco a poco.
También suelen incluir estas dietas tentempiés a mitad de mañana (esto es normal por el desayuno tan pobre que la persona ha comido previamente). En ellos se incluye normalmente fruta y/o yogur (más hidratos, más insulina, más azúcares, más trabajo para el hígado,…).
Los almuerzos recomendados pueden incluir jamón cocido o pavo, acompañado de pan. El jamón cocido es muy poco nutritivo y está lleno de aditivos, la combinación de hidratos de carbono con proteínas no asegura una buena asimilación de nutrientes y producen un desgaste metabólico.
La mayoría de estas dietas hacen hincapié en que la persona haga “las cinco comidas”, independientemente de la constitución de cada cual. Es muy probable que haya personas que prefieran hacer dos o tres comidas saciantes al día y no pasarse el día comiendo. Las justificaciones tienen que ver con evitar pérdida muscular, pero esto es absurdo a nivel fisiológico; los músculos de ningún modo catabolizan si no se ingiere comida cada 3 horas.
En la pirámide nutricional “homologada” se incluyen el pan como base de la alimentación. Aun siendo integral, (el que venden en el supermercado no lo es en realidad, es harina refinada a la que le han añadido salvado) el pan es un alimento nutricionalmente pobre, con mucho hidrato, muchas calorías y según últimos consensos se sabe que en individuos con sobrepeso puede causar un daño metabólico mayor que las grasas saturadas.
Hace casi 2.500 años que Hipócrates hizo esta afirmación: “Las enfermedades no surgen de la nada. Se desarrollan por pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando suficientes pecados se han acumulado, las enfermedades aparecen de repente“.
Es preciso en cualquier caso acudir a un profesional que nos ayude a encontrar tu dieta única, personal e instrasferible. Puedes probarlo todo y aún así, no tener éxito.