Lo que no sabes de nutrición

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas comen lo que les apetece y nunca engordan y a otras parece engordarles un vaso de agua?

La respuesta es que no todas las dietas o regímenes alimenticios funcionan en todas las personas igual. No todos los alimentos producen los mismos efectos en todas las personas, ya que estas son diferentes entre sí, como lo son sus entornos y condiciones de vida, y con ello los efectos de los alimentos.

Fue el poeta romano, Lucrecio quien en su obra De Rerum Natura propone que “lo que es alimento para unos es veneno para otros”. Así, una dieta para  adelgazamiento puede ser útil en unas personas y en otras no, ya que su actividad metabólica puede ser muy diferente, como también su respuesta a la actividad física.

La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria aconseja comer cereales todos los días e incluir además complementos nutricionales a la dieta. ¿Una alimentación basada en pan y pastillas de suplementos te parece una alimentación natural y saludable?

En 2017 se presentaron las nuevas guías alimentarias las cuales seguían colocando a los granos y cereales como base de la pirámide de alimentación saludable, y además incluía por primera vez los suplementos nutricionales.

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También continuaban aconsejando fraccionar la ingesta de alimentos en de 3 a 5 comidas diarias. Se le seguía asignando prácticamente el mismo papel perjudicial a las carnes rojas como a los dulces, y se continuaba aconsejando comer pan cada día.

Las bases científicas que avalan la supuesta salud que aporta este tipo de alimentación no solo es inexacta, sino que fue corrompida desde sus inicios.

La primera pirámide nutricional creada en Estados Unidos en la década de los 70, no siguió consejos de salud, sino intereses económicos. De hecho, la autora de la misma pirámide, Luise Light, de la Universidad de Nueva York, admitió dicha corrupción.

En los años 70 el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) encargó el diseño de una pirámide alimentaria. Para tal fin, contactaron con Luise Light, que viajó de Nueva York a Washington para elaborar este trabajo.

Light revisó toda la evidencia científica disponible hasta la fecha y originalmente elaboró una pirámide nutricional cuya base eran verduras y hortalizas (5-9 raciones), incluyendo otras tantas raciones de frutos secos, huevos, pescado, legumbres y carne. Además, se aconsejaba el consumo de granos enteros y lácteos con moderación (2 o 3 raciones como máximo).

Luise Light basó su pirámide en estudios que mostraban que la alimentación recomendaba reducía el riesgo cardiovascular y multitud de enfermedades, incluyendo el cáncer. Sin embargo, el Gobierno de los Estados Unidos, de la mano de la USDA, no acabó de estar de acuerdo con la propuesta.

La USDA decidió hacer algunos cambios en la pirámide nutricional de Light: los 2 o 3 raciones de granos enteros pasaron a ser 6-11, y ya no debían ser “granos enteros”, sino simplemente “granos”; se añadió la advertencia de “usar con moderación” a las grasas y el aceite de oliva. Los alimentos ricos en proteínas bajaron a 2-3 raciones, y los lácteos aumentaron a 3-4 raciones.

Por su parte, si bien Light advirtió de que todos estos cambios podrían aumentar los problemas de salud, y veía totalmente innecesario consumir tanto pan y cereales (alimentos calóricos y vacíos a nivel nutricional), la USDA simplemente contestó que “las frutas y verduras eran más caras que las harinas refinadas“. Curiosamente, la USDA no subvencionaba este tipo de alimentos, pero sí ofrecía subvenciones a aquellos que vendían las mencionadas harinas refinadas.

La cuestión es que la pirámide nutricional en la que aún nos basamos hoy en día no siguió ningún criterio de salud como pretendía su creadora, sino que simplemente se rindió al acoso de la industria alimentaria. Y de hecho, sigue explicándose tal cual en las carreras universitarias sin crítica alguna, y también se enseña en colegios e institutos no solo de Estados Unidos, sino de todo el mundo.

Como bien dijo Luise Light en su momento, “las guías dietéticas han sido descaradamente manipuladas para beneficiar las ventas de productos agrícolas“.

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La correcta alimentación según nuestra evolución

Nuestro cuerpo evolucionó para nutrirse de los alimentos que estaban disponibles en la naturaleza, principalmente plantas y animales, por eso se nos denominaba recolectores-cazadores, y esta fue la forma de alimentarse durante millones de años.

Mucho más recientemente en nuestra historia, hace unos 10.000 años, se ‘inventa’ la agricultura, y con ella alimentos como los cereales. Más o menos al mismo tiempo se empieza a domesticar animales dando lugar a la ganadería, y con ella el consumo de leche y posteriormente sus derivados. Dada esta cronología de eventos en la historia de la evolución humana uno podría pensar que nuestros cuerpos están mejor adaptados a comer verduras y frutas (presentes durante millones de años) que cereales o leche (menos de 10.000 años).

Cómo es posible que alimentos que el ser humano no consumió durante más del 99% de su existencia, deberían ser ahora la base de nuestra alimentación.

Los antropólogos saben que nuestros antepasados cazadores-recolectores eran más altos, con huesos más fuertes y con menos caries que nuestros antepasados agricultores. La revolución agrícola también redujo nuestra esperanza de vida.

Y no hace falta ser antropólogo para darse cuenta de que nuestra salud es mucho peor que la de los agricultores de hace unos pocos cientos de años, donde enfermedades coronarias, diabetes, obesidad, etc., eran prácticamente inexistentes, incluso en los pocos que llegaban a edades avanzadas.

Si elaborásemos una pirámide nutricional fundamentada en la salud, atendiendo a los estudios realizados recientemente y la propia lógica, obtendríamos una base piramidal protagonizada por las verduras y las hortalizas, como bien prioriza la Escuela de Salud Pública de Harvard.

La base está clara, verduras y hortalizas. Sin embargo, cada persona posee cierta tolerancia o intolerancia a determinados alimentos y esto nos obliga a elaborar una pirámide para cada tipo de persona.

Se puede dar el caso de que los cereales podrían no estar contemplados en determinadas pirámides ya que para algunas personas los nutrientes que aporta este tipo de alimento difícilmente serán absorbidos por su organismo y, por lo tanto, puede prescindir de consumirlos, encontrando mucho más interesante la ingesta de pescados y vísceras, lácteos y frutas. De hecho, consumir cereales puede ser contraproducente.


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Los alimentos que ingerimos dan señales metabólicas complejas y son procesadas en nuestro cuerpo, en función de nuestros genes. Por eso, si queremos gozar de una buena salud, es muy importante que nuestra dieta se adapte a nosotros.

La secuenciación del genoma humano y el estudio de la interrelación entre genes, dieta y enfermedad han hecho posible el desarrollo de una nueva disciplina: la genómica nutricional. Esta nueva ciencia estudia la interacción de nuestros genes con los alimentos. Dentro de ella, distinguimos dos dimensiones: la nutrigenómica y la nutrigenética.

La nutrigenética estudia el efecto de la variación genética en la interacción entre dieta y enfermedad. Este concepto se asociaría con la idea de “nutrición personalizada” o “nutrición individualizada”. La nutrigenómica se podría definir como el estudio del efecto que producen los nutrientes sobre la expresión génica, y por tanto, sobre los posibles cambios en las vías metabólicas.

La población mundial está sometida a una epidemia de enfermedades crónico-degenerativas que afectan de manera muy importante a la salud, especialmente en los países desarrollados. Durante décadas, numerosos consensos y guías clínicas han comenzado sus recomendaciones por las relativas al estilo de vida, y específicamente a las de tipo dietético y de actividad física.

Por lo tanto, estas nuevas investigaciones nutricionales contribuyen a desarrollar dietas más personalizadas mejorando así la salud de la población o de aquellas personas que puedan estar en riesgo de sufrir ciertas enfermedades relacionadas con su perfil genético.

Fue Hipócrates quien en el siglo V a. de C. dijo “ que el alimento sea tu medicina” y mientras puedas curar al enfermo con alimentos no emplees las drogas. Este aforismo podría considerarse el antecedente de la prevención de enfermedades basada en recomendaciones dietéticas.

Las fórmulas que tienden a generalizar los regímenes dietéticos con el concepto de “una talla sirve para todos” parecen condenadas al fracaso.

¿Cuál es entonces la mejor elección de dieta?

Para empezar, cualquier dieta para que sea saludable debería incluir todos los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente. Si no fuera así, nos veríamos obligados a recurrir a la suplementación. Por lo tanto, todas las dietas pueden ser equilibradas o desequilibradas.

Pero aún hay más. Y es que no todo el mundo tenemos la misma genética ni estamos preparados para llevar, por tanto, a buen puerto cualquier dieta.

Existen personas que tendrán éxito con una dieta vegetariana (prescindiendo de la carne y el pescado), otros sin embargo pueden encontrar su mapa del tesoro siguiendo una dieta típica mediterránea, y otros pueden sentirse realmente bien incluyendo carne en su dieta.

Para determinar la dieta ideal de cada individuo es necesario hacer un estudio de su constitución genética, alergias, desequilibrios y objetivos que espera lograr. Por lo que es recomendable que sea un profesional quien determine las pautas a seguir.

Todas las dietas pueden ser equilibradas o no serlo. Ninguna de ellas es perfecta en sí misma si no se incluyen todos los nutrientes que el organismo precisa. Por lo que cualquier dieta requiere una planificación para que resulte saludable.

Ponerte una etiqueta y seguir una dieta universal puede encasillarte y no hacer que te des cuenta de que quizá estés siguiendo el camino equivocado.

Lo ideal es seguir un tipo de dieta adaptada a ti como individuo único, por lo tanto NO existe una sola dieta ideal, sino que cada uno deberá encontrar la suya.

La posibilidad de personalizar la dieta de una persona ajustándola a sus características metabólicas es un nuevo enfoque que rompe con las tradicionales guías dietéticas.

47012 copia.pngEn Verdetarianos estudiamos los conceptos de la medicina hipocrática y añadimos el conocimiento de la vieja escuela ayurvédica. A su vez, hemos incluido en nuestro programa las aportaciones de Dr. Peter D’Adamo y su estudio de los diferentes tipos genéticos enfocados a la alimentación.

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